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Una ilucion frustrada





Cuando le pusieron la prótesis a Angelito, estaba segura que era cuestión de tiempo para disfrutar de sus primeros pasos, ilusión la cual se vio frustrada al presentar al niño a la consulta con la fisiatra, esta me dijo que la prótesis se la habían hecho muy larga y que el niño no podría caminar así, pues esto le podía provocar desviación en la columna vertebral, entre otras complicaciones, la sugerencia fue, esperar a que el niño creciera y le emparejara el tamaño de su pie con la prótesis, para que tengan una noción de la diferencia de tamaño, les cuento que esto fue en noviembre del 2009, y hoy mayo del 2010 todavía no le ha emparejado el tamaño de su pie con el de la prótesis.
En ocasiones, resulta indignante ver por el televisor lo que hace Cuba con las personas discapacitadas en otros países, con las diferentes misiones que se están llevando a cabo en América y que por el contrario los impedidos en cuba no tengan condiciones de ningún tipo para aliviar su tristeza aquí los amputados no cuentan con buenas prótesis, para los niños pequeños como angelito no tienen ni un molde para hacer las prótesis. Es prácticamente imposible imaginar un futuro de alegría para Angelito en un país en el cual no se respetan las condiciones básicas para la vida de las personas con algún tipo de discapacidad.

Un penoso insidente


Era un día del mes de noviembre, cuando por fin, después de tanta espera me dirigía al hospital "Frank País" para recoger la prótesis de Angelito, estuvimos sentados en una butaca dentro de un pequeño cuarto desde las 8:00AM, con la única compañía que pueden hacer tres cuadros en la pared. Los técnicos entraban y salían dando pocas explicaciones sobre el proceso, solo le ponían aquello, que para mi, no se parecía mucho a un pie y comentaban entre ellos "Todavía esta larga" y se volvían a retirar, así estuvimos hasta cerca de las 3:00PM cuando entro uno de los técnicos, me dio la prótesis y me dijo que ya habían terminado. Se la puse según había visto que lo habían hecho ellos anteriormente, pues no me dieron ninguna explicación de cómo se ponía.
Aunque un poco angustiada por tanta demora, en el fondo, estaba contenta, ya que mi hijo tenia una prótesis y era cuestión de tiempo para que comenzara a disfrutar de sus primeros pasos. Pero, bien poco me duraría la alegría que sentía, pues al llegar a la parada para tomar el transporte, sentí algo que se callo, el sonido que emitió al chocar con el piso provoco que todo el que estaba en la parada dirigiera su mirada hacia donde me encontraba, es indescriptible lo que sentí cuando mire al piso vi que el sonido era provocado por la prótesis al caerse. En aquel momento no sabia que hacer para evitar la insistencia de tantas miradas, solo atine a buscar una columna detrás de la cual esquivar las vista indiscretas y desahogar mis lagrimas. Ya no busco una columna detrás de la cual ocultarme cuando sucede, he tenido que aprender a sacar fuerzas para recoger la prótesis y volvérsela a poner, pues al mínimo movimiento con el pie se le desprende y nuevamente, al piso va a parar.


El día 5 de agosto de 2009 a las seis de la mañana vinieron a mi casa varios policías y sin dar explicación alguna, se llevaron a mi esposo en una patrulla. En la Estación de Policía me explicaron después que el motivo de la detención era porque él pertenecía a un grupo de los Derechos Humanos y que lo habían detenido para que no asistiera a una actividad que se iba a efectuar ese día (aniversario de los sucesos en el malecón en 1994). Lo dejaron en libertad a las nueve de la noche y lo ob ligaron a firmar un acta donde decía que estaba detenido por vivir ilegal en mi casa. Le advirtieron que la casa estaría bajo vigilancia y si lo sorprendía allí lo procesarían ante los tribunales. Añadieron que ni siquiera podía ir a visitar a sus hijos.
Nosotros estamos casados hace seis años y vivimos bajo el mismo techo desde hace tres años. El propietario legal del inmueble era mi abuelo, que era el que se ocupaba de prorrogar los documentos que permitían que mi esposo viviera en su casa. Este proceso se hacía debido a que mi esposo procede de la provincia Habana y debido a regulaciones existentes no le permiten hacer el traslado definitivo. Como mi abuelo falleció ya no resulta posible volver a solicitar prorrogas y eso convierte a mi esposo en un ocupante ilegal. Desde entonces duerme en un parque pues no tiene a donde ir, ya que su dirección anterior, la que aparece en su carné de identidad, es en un medio básico de donde fue sacado hace cinco años.

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